"Yo... he visto cosas que
vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos
C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos
se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
Este es el famoso monólogo con el que Roy Batty anticipa su final como
replicante en Blade Runner (Ridley Scott, 1982).
Eso mismo es lo que sucedió con la
búsqueda del Higgs hasta su descubrimiento. Peter Higgs, en los años 60 y en un
artículo cuya publicación fue inicialmente rechazada, predijo la existencia de
una partícula, un bosón, que permitía explicar el mecanismo por el que el resto
de las partículas elementales adquirían su masa. Sin embargo, la predicción de
la existencia teórica no encontraba ningún resultado experimental que lo
sustentara, lo que propició el desarrollo de unas de las carreras científicas y
tecnológicas más apasionantes de la historia. La carrera del Higgs solo es
comparable a la carrera espacial que enfrentó a los Estados Unidos y a la extinta
Unión Soviética por llevar al primer hombre a la luna.
La búsqueda del Higgs impulsó la
física en dos direcciones contrapuestas, la del desarrollo de la tecnología
necesaria para poder encontrarlo algún día y la exploración de nuevas teorías
que permitieran a la física superar el problema de su no existencia, lo que
obligaría a aumentar la ya de por sí variada fauna de partículas elementales.
La no existencia del Higgs, sin embargo, sí que tenía graves consecuencias y
entre ellas la obligación de que los fotones tuvieran masa y por tanto la
posibilidad de que la teoría de la relatividad general de Einstein, piedra
angular de toda la física moderna, estuviera equivocada.
Afortunadamente, el CERN, utilizando
el gran colisionador de hadrones (LHC), conocido también por la comunidad
científica como "el señor de los anillos" debido a su gigantesco
tamaño, la máquina más grande jamás realizada por el hombre, y mediante los
detectores ATLAS y CMS, confirmó en marzo de 2013 lo que ya se aventuraba a la
luz de los resultados obtenidos con los mismos dispositivos a mediados de 2012,
que se acababa de descubrir el mítico bosón de Higgs. Evidentemente un logro
así no se consigue de la noche a la mañana ni por inspiración divina, sino que
lleva mucho esfuerzo y tiempo, por parte de muchas personas, el ser capaces de
hacer hallazgos como éste.
¿Qué supone
el Higgs en nuestras vidas? A bote pronto parecería que nada, pero estudiando
con detenimiento algunas cuestiones podemos enumerar algunos aspectos fundamentales
que nuestra querida partícula resuelve con su sola presencia.
1) Por un lado, quizás el más importante, la existencia del Higgs justifica el origen de la masa a través del campo asociado a él, el llamado campo de Higgs. Este campo de Higgs inunda todo el universo haciendo que cuando una partícula lo atraviesa ésta gane masa de la misma manera que un nadador ganaría masa si en lugar de bañarse en una piscina de agua limpia y cristalina lo hiciera en un lodazal.
1) Por un lado, quizás el más importante, la existencia del Higgs justifica el origen de la masa a través del campo asociado a él, el llamado campo de Higgs. Este campo de Higgs inunda todo el universo haciendo que cuando una partícula lo atraviesa ésta gane masa de la misma manera que un nadador ganaría masa si en lugar de bañarse en una piscina de agua limpia y cristalina lo hiciera en un lodazal.
2) La existencia
de Higgs supone válido el modelo standard de partículas, es decir, el modelo
físico que permite explicar muy bien el universo de las cosas muy, muy
pequeñas. Para este modelo, el bosón de Higgs, suponía lo que el arca de la
alianza o el santo grial para Indiana Jones, era el eslabón perdido de la
teoría evolutiva de la física de partículas.
3) El universo
se rige por cuatro únicas fuerzas, la fuerza nuclear fuerte, la nuclear débil,
la electromagnética y la gravitatoria, que se supone que en el momento del Big
Bang convivían en perfecta armonía. Pero después de aquella explosión todo
cambio y la relación entre estas fuerzas se hizo algo más complicada quedando
cada una de ellas ligada a diferentes partículas fundamentales. Sin embargo,
desde el siglo XX, los físicos teóricos han querido hallar el pegamento que
unificaría estas cuatro fuerzas. Los físicos más brillantes de la historia,
Einstein y Feynmann incluidos, se han devanado los sesos para buscar una
explicación teórica, y posteriormente experimental, que permitiera reunificar
las fuerzas fundamentales, aunque ninguno lo ha conseguido hasta hoy. Pues
bien, nuestro querido Higgs permite unificar a la perfección la fuerza
electromagnética, ligada al fotón, y la fuerza débil, asociada a otros dos
bosones más, los bosones supermasivos W y Z. Los gluones son los responsables
de la fuerza nuclear fuerte y el gravitón de la fuerza electromagnética.
4) No todas
las ventajas que tiene el descubrimiento del bosón de Higgs tienen que ver
directamente con la física. Cara a la opinión internacional, sobre todo en
estos momentos de crisis, el descubrimiento del Higgs da por bien empleado el
dinero invertido en la construcción del LHC, unos 10 billones de euros.
5) Por
último, el descubrimiento del bosón de Higgs permitirá conocer si realmente,
como aseguran algunos cosmólogos, el universo, tal como lo conocemos hoy, está
condenado a la desaparición y sólo nos queda esperar, como a nuestro querido
replicante, que el tiempo nos alcance. La masa del Higgs juega un papel crítico
en la previsión del futuro del espacio-tiempo, ya que si la masa de nuestro
bosón es aproximadamente 126 veces la masa del protón, el universo en el que no
hemos criado es fundamentalmente inestable y como tal desaparecería mediante un
gigantesco cataclismo. Quizás haciendo ciertas las palabras de Roy Batty en
Blade Runner: "Y los ángeles ígneos cayeron. Profundos truenos se oían en
las costas ardiendo con los fuegos de Oro". Pero todos, incluso los más
agoreros que ven en ello la constatación física del bíblico apocalisis, podemos
estar tranquilos porque esto no sucederá, en el caso de que así sea, hasta
dentro de billones de años, cuando todos, replicantes y humanos, hayamos dejado
de existir.
Sin embargo,
la existencia del Higgs no resuelve todo los problemas de la física de
partículas, por así decirlo, el bosón de Higgs también tiene sus sombras. Aún
quedan pendientes algunos aspectos muy importantes, aunque quizás el más
importante sea el de la partícula que lleva asociada la fuerza gravitatoria, el
conocido como gravitón, o la determinación del origen y composición de la
materia y energías oscuras que aparentemente ocupan el 95% del universo y de
las que aun hoy sabemos muy poco. La existencia del bosón de Higgs no explica
si todas las dimensiones físicas que vemos, las tres espaciales y el tiempo,
son todas las que existen.
Pese a todas
estas dudas existenciales, y a la luz de los descubrimientos realizados, esto
es, no existen neutrinos superlumínicos y si existe el bosón de Higgs ha de
considerarse a la teoría de la relatividad la piedra rosetta de la física de
partículas, la brújula que guiará nuestros pasos. Quizás, como epitafio a este
artículo, debamos dedicarle a Einstein las mismas palabras que Deckard, en
Blade Runner, dedicó a Roy Batty, ya muerto: "No sé por qué me salvó la
vida. Quizá en esos últimos él amó la vida con más intensidad que nunca, no
sólo su vida, la de cualquiera, mi vida. Y lo único que quería eran las mismas
respuestas que el resto de nosotros: ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿cuánto
tiempo me queda? Todo lo que podía hacer era quedarme allí y verlo morir".
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